Nuestras agendas laborales lo atestiguan: cada vez tenemos menos tiempo para nada. Y esto provoca un estrés y un cansancio que hacen que al llegar a casa tengamos pocas ganas de cocinar, incluso a aquellos a los que nos encanta hacerlo.
Esta circunstancia nos lleva a recurrir al tupper de toda la vida y al consumo de alimentos precocinados, siendo el arroz uno de los comodines más usados, ya sea en su versión casera como en forma de vasitos precocinados. Pero, ¿os habéis preguntado alguna vez si hay diferencias nutricionales entre ambas versiones? Intentaremos poner luz en este asunto.
El omnipresente arroz.
En general, el arroz es uno de los alimentos que más utilizamos en nuestra cocina diaria por sus propiedades y beneficios. Tienen una composición rica en hidratos de carbono y, como la pasta, nos aportan energía de gran calidad. Además su precio es más que asequible.
Desde el punto de vista culinario se trata de un alimento muy versátil que podemos combinar de mil modos distintos gracias a su sabor neutro, ya sea como ingrediente principal o como guarnición. Además su elaboración básica es absolutamente sencilla y cualquiera puede cocer un puñado de arroz con un resultado exitoso.
Sin embargo, en los estantes de nuestros supermercados nos podemos encontrar también con vasitos de arroz precocinado que simplemente requieren ser calentados en el microondas. Y en este momento nos asalta la duda: teniendo en cuenta la “fama” que suelen tener los alimentos precocinados ¿son los vasitos de arroz precocinado una opción saludable?
Vasitos ¿sí o no?
Pues contrariamente a lo que podríamos pensar, sí se trata de una elaboración saludable siempre y cuando tengamos en cuenta dos sencillos aspectos:
- Por un lado debemos saber que ya incluyen sal y aceite por lo que no debemos añadir más cantidad de estos condimentos.
- Por otro lado, es importante seguir las instrucciones de calentado que indica el fabricante para evitar el desarrollo de bacterias.
Por tanto, lo único que diferencia ambas versiones es el precio, aspecto en el que sale claramente ganadora la versión casera.
Conclusión: ya que nutricionalmente no vamos a obtener ningún beneficio extra el escoger ninguna de las dos opciones, queda a nuestra elección si nos rascamos un poco más el bolsillo u optamos con cocer ese mismo arroz en casa con un pellizco de sal y un chorrito de aceite de oliva (eso sí, nos tocará fregar a nosotros…).
