Como ya dijimos en nuestra anterior entrada, la fase de “Después de la compra” es quizás la más importante de las tres que os presentamos. En ella nos centramos en el dónde, pero no profundizamos en el cómo. Y es que de nada sirve habernos organizado perfectamente si luego, al llegar a casa, no tratamos del modo correcto los alimentos que hemos comprado para poder disfrutarlos más adelante.
Conservar para disfrutar.
Dicen los historiadores y los antropólogos que la necesidad de aprender a conservar los alimentos surgió en el momento en el que los humanos pasamos de ser nómadas a ser sedentarios. Al establecernos en un lugar fijo tuvimos que aprender a preservar los recursos alimenticios que nos ofrecía nuestro entorno para irlos consumiendo cuando fuera necesario sin que se echasen a perder. Además, conseguirlos no siempre era tarea sencilla. De hecho, muchas de las técnicas de la antigüedad siguen utilizándose hoy en día: salazones, secados, ahumados, conservas… todos estos métodos siguen plenamente vigentes en el siglo XXI.
Afortunadamente hoy en día contamos en nuestros hogares con múltiples y eficientes recursos para cuidar de nuestros alimentos. Sin embargo, no siempre está del todo claro cómo utilizarlos del modo más apropiado en cada caso. Por eso creemos importante profundizar un poco en esta cuestión con el objetivo de eliminar dudas y proporcionaros unas nociones básicas y sencillas. Porque al final, nuestro objetivo es simple: conseguir que los alimentos que compramos se mantengan en las mejores condiciones sanitarias y que conserven el máximo tiempo posible sus propiedades tanto nutricionales como culinarias.
Pero ¿Dónde lo guardo?
Lo que sucede es que esta es una cuestión bastante amplia que podemos abordar desde varios puntos de vista. Y lo que necesitamos y queremos en nuestro día a día son soluciones rápidas y sencillas.
En La Menuteka creemos que lo más fácil y eficiente es organizarnos en función del lugar en el que vamos a conservar los alimentos. Y en nuestros hogares estos lugares son:
- La despensa.
- La nevera.
- El congelador.
“Ley de Conservación de los Alimentos”
Vale, lo admitimos. Ahora nos vamos a venir un poco arriba y vamos a formular la Ley de Conservación de los Alimentos… Bromas aparte, lo cierto es que el criterio que os aconsejamos seguir a la hora de decidir dónde almacenar de modo óptimo cada alimento es muy sencillo: hacer lo mismo que hace el supermercado. Como en todo existen algunas excepciones que os iremos explicando en cada una de las entradas correspondientes, pero la verdad es que son muy pocas y fáciles de recordar.
De todos modos hay dos aspectos comunes a estos tres lugares que creemos importante tratar en esta introducción.
Ante todo, higiene y orden.
En primer lugar, y aunque parezca obvio, es esencial mantener la máxima higiene en cualquier lugar en el que conservemos alimentos. Por ello deberemos limpiarlos y desinfectarlos regularmente y a fondo.
Por otro lado, mantener el orden también es importante, ya que con los alimentos ordenados tendremos perfectamente claro de qué disponemos y evitaremos que nos caduquen. Para ello, independientemente del sistema de ordenación que cada uno utilice, es tan simple como seguir la misma regla que a la hora de subirse al tren: dejen salir antes de entrar. Por tanto, deberemos tener en cuenta la fecha de caducidad, consumiendo en primer lugar los alimentos con fecha más cercana.
Dicho esto, en las siguientes semanas hablaremos de qué debemos conservar en cada una de ellas proporcionándoos como siempre trucos y consejos para que tengáis perfectamente claro cuál es el mejor lugar y método para sacar el máximo partido de nuestros alimentos.